Género y salud mental
Las/los profesionales de la salud mental sabemos que el contexto social repercute de múltiples formas en las personas consultantes de nuestros servicios. Así, los factores sociales y contextuales que inevitablemente tienen eco en lo cotidiano se traducen en vivencias complejas y diferentes cuando tomamos como referencia la perspectiva de género a la hora de analizarlas.
Particularmente, no son pocas las mujeres que recibimos en consulta que nos cuentan realidades y vivencias subjetivas de discriminación y violencia, precarización y dificultades de acceso al mercado laboral, estigmatización social de sus cuerpos, sobrecarga en los cuidados dentro y fuera del hogar, desigualdades en el acceso a sus derechos en el ámbito judicial, así como experiencias de acoso, agresiones y violencia sexual. Vivencias que, lejos de ser eventos aislados, se producen de manera sistemática bajo un contexto social determinado (patriarcado), y que poco a poco van conformando muchos de los padecimientos psicológicos que son motivo de consulta. Algunas investigaciones, señalan que esta prevalencia en el etiquetaje de algunas psicopatologías en las mujeres en comparación con los hombres refuerza los estereotipos de género más arraigados históricamente, los cuales de manera tautológica vinculaban el género femenino con una mayor “debilidad mental” por el simple hecho de ser mujer.
Desde el ámbito de la salud mental, esto no es una cuestión baladí, pues una mirada que no atienda la relevancia de los factores sociales y contextuales corre el riesgo de reproducir los estereotipos de género, deteriorando la calidad del servicio psicológico ofrecido y desatendiendo las características de una realidad que no atraviesa a todas las personas de la misma forma.
Género y otras intersecciones
No obstante, cabe señalar que el contexto social en el que vivimos es un crisol de realidades y de experiencias vitales que varían en función de múltiples intersecciones que se suman a la del género. En este sentido, ser mujer y ser negra/latina/asiática/musulmana, implica dimensiones que se superponen dentro del contexto social y que convergen en experiencias vitales específicas que se suman a las del género: migración forzosa; dificultades con el idioma, vivir solas o separadas de la familia, falta de redes de apoyo social, discriminación por el color de piel o por sus costumbres religiosas/espirituales, violencia y discriminación a nivel social e institucional que se articula en múltiples contextos (incluido el sanitario). Al mismo tiempo, a estas realidades pueden sumarse vivencias relacionadas con otras intersecciones que pueden darse de manera simultánea en estas personas: como la diversidad corporal, de clase u orientación sexual. Las realidades son complejas y las vivencias son distintas (y en ocasiones más difíciles) según se vayan sumando estas intersecciones en el contexto social que nos envuelve.
¿Qué podemos hacer desde el ámbito de la salud mental?
-Como profesionales de la salud, debemos tener en cuenta el contexto social en el que estamos inmersas tanto nosotras/os mismas/os así como las personas demandantes de nuestros servicios. No estamos exentas de reproducir conductas opresivas y discriminatorias en nuestra consulta. ¡Es importante estar alerta!
-Adquirir un papel activo como agentes de cambio social en las políticas discriminatorias, pues sabemos que no todo se remite a cuestiones individuales cuando hablamos de padecimientos psicológicos.
-Crear lazos y trabajos en red con organizaciones y asociaciones locales/nacionales que trabajen desde estas intersecciones.
-Informarnos sobre estas realidades que, aunque nos resulten más o menos lejanas a nuestra propia experiencia, nos permitan desarrollar una atención psicológica de calidad que aporte una ayuda psicológica adecuada basada en el respeto por la diversidad.
-Evitar intervenciones psicológicas generalistas, que poco o nada tengan en cuenta estas intersecciones y diversidades que en ocasiones representan el sine qua non del motivo de consulta.
-Aprender, renovarnos y deconstruirnos como profesionales, recurriendo a bibliografía, personas, talleres, charlas que nos permitan ampliar nuestras perspectivas y nuestra comprensión sobre una realidad que compartimos.